martes, 9 de septiembre de 2008

El LHC y los agujeros negros

Desde hace algunos meses se viene especulando con la posibilidad de que el gran colisionador de Hadrones del CERN (el LHC) que entrará en funcionamiento mañana pueda generar un agujero negro descontrolado que se trague todo el planeta Tierra y algunas otras afirmaciones de la misma índole.
Bastante se ha dicho ya sobre la sordidez de tales especulaciónes, pero hay un punto que me gustaría comentar y que puede ayudar a esclarecer un poco más porqué son tan absurdas esas afirmaciones.
La energía de una colisión de hadrones en el LHC a pleno rendimiento se estima en unos 14Tev.
Para las personas no iniciadas, tal medida de energía suele ser desconocida y dicho desconocimiento no ayuda a la hora de desmentir esas afirmaciones infundadas.
Tal y como lo indica la Wikipedia, 1 ev (electrón-voltio) es la energía cinética que adquiere 1 electrón que está sometido a una diferencia de potencial de 1 voltio. Equivale a 1.602176462 × 10-19 Julios. Ahora bien 1 Julio equivale a 0,239 calorías (no confundir esta unidad de caloría con la unidad que se suele utilizar en alimentación, la cual es la kilocaloría, pero por simplificar se denomina caloría). De modo que 1 ev equivale a 3,18× 10-20 calorías.
1 Tev (Tera electrón-voltio) es una unidad que equivale a 1012 ev, con lo que 1 Tev equivale a 3,18 × 10-12 calorías.
La energía necesaria para una colisión de hadrones en el LHC sería de unos 5,3 × 10-11 calorías, asumiento que 1 caloría es la energía necesaria para calentar 1 gramo de agua en 1ºC de temperatura nos encontramos con que, en realidad, 14 Tev's de energía en una colisión es una cantidad de energía ridículamente pequeña a escala humana. Haría falta otro medio billón de esas colisiones para obtener una ridícula caloría de energía.
Esto nos hace tener la seguridad de saber que cualquier fenómeno que ocurra a escalas tan insignificantes no puede tener una grave repercusión en el mundo en que vivimos.

Por poner un ejemplo, se ha detectado radiación de rayos cósmicos que inciden en capas altas de nuestra atmósfera que llegan a alcanzar energías del orden de 1020 ev, unos cien millones de Tev, osea unos diez millones de veces más energéticas que las colisiones del LHC. Y es muy posible que constantemente estemos siendo bombardeados por rayos cósmicos aún más energéticos (lo que ocurre es que estas colisiones son más escasas y difíciles de detectar). Sin embargo nuestro mundo permanece impasible ante la cascada de rayos cósmicos y no afecta a nuestras vidas dada la ridícula escala de energía en la que nos movemos con estas colisiones.
Parece claro, por lo tanto, que las colisiones menos energéticas del LHC no suponen ningún motivo de alarma.

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