sábado, 29 de diciembre de 2012

Fe y razón. O cómo NO enfrentarse a la realidad

El siguiente es un video de YouTube acerca de la Fe y la Razón.
Es bastante largo y recomiendo su NO visionado, y mucho menos recomiendo leer la enorme parrafada que me he tirado escribiendo una mañana entera. Es una enorme pérdida de tiempo.

Avisados quedáis ;-)




Fe y Razón Conferencia de Pablo Domínguez

Comienza hablando sobre la inquietud del hombre por conocer la verdad. Mi opinión al respecto no deja de ser la de siempre, es un mecanismo de seguridad, conocer lo que no se conoce da seguridad, es un mecanismo evolutivo de preservación biológica.

Describe a la Ciencia como un sistema, que cuando hacemos ciencia construimos sistemas interconectados para describir la realidad como un todo. No es del todo una descripción incorrecta, pero no deja de ser muy vaga y muy imprecisa. Para empezar se le olvida  comentar que cualquier procedimiento científico comienza con la observación de la realidad. La fase de toma de datos. Sin esos datos, que después deben ser analizados, no se pueden elaborar hipótesis que permitan explicar los fenómenos observados y no se pueden elaborar teorías que permitan hacer predicciones sobre el estado futuro del sistema o de la parcela de realidad estudiada. Por ejemplo, Las leyes de Kepler con las cuales se relacionan las leyes de Newton, y , a la postre, la Teoría general de la relatividad de Einstein, no hubieran sido posibles sin la tediosa y larga tarea de toma de datos de cuerpos orbitales que hizo Tycho Brahe.  
Una vez elaborada una teoría, dicha teoría debe ser capaz de elaborar predicciones, y dichas predicciones deben comprobarse con una nueva fase de toma de datos a través de experimentos directamente enfocados a buscar pruebas de dichas predicciones. Por ejemplo, el modelo estándar de partículas predice la existencia del bosón de Higgs, dicha predicción debe ser puesta a prueba en los aceleradores de partículas hasta poder confirmar dicha predicción.
Se trata de una construcción de sistemas, sí, pero hay que tener presente la forma en que se elaboran dichos sistemas (basándose en observaciones y mediciones de parcelas de  la realidad) y el impacto que dichas construcciones teóricas tienen sobre el mundo real (es decir, realizando experimentos que comprueben la validez de las predicciones). Así es, en líneas generales, como funciona la ciencia.

El conferenciante continúa argumentando, que un sistema que describa por entero a la realidad, ya sea una construcción científica o de cualquier tipo, debe ser completo y debe ser continuo, cosa bastante lógica puesto que todas las partes del sistema de la realidad total deben estar interrelacionados, por lo tanto comenta que dicho sistema no puede tener fallas, no puede tener huecos. Aquí es donde empieza hablando de una “crisis” en la ciencia, puesto que se ponen de manifiesto alguna de estas fallas o huecos. Sin embargo, si comparamos el conocimiento al que se ha llegado respecto al conocimiento de hace un siglo, yo no veo ninguna crisis, más bien al contrario, se ha producido una reducción enorme de los huecos. Desde la descripción del macrocosmos con las teorías de Einstein, a la descripción del microcosmos por la teoría cuántica. Se ha producido una descripción científica de la realidad que conecta los primeros instantes de formación del universo con el presente de una forma continua y sin huecos. Una descripción continua de la realidad que abarca desde partículas elementales, hasta supercúmulos de galaxias.  No, no se trata de una crisis, se trata de un éxito de la ciencia sin precedentes.

Un inciso respecto a la teoría evolutiva, ya que este señor comete un patinazo importante. La evolución es un hecho, tan real como el fenómeno de la caída de los cuerpos. Otro tema es la teoría que describe el hecho evolutivo (teoría de la evolución, teoría sintética, síntesis evolutiva o como se le quiera llamar). Los huecos en el registro fósil a los que se refiere este señor, no se deben a saltos cualtitativos en la evolución, sino a saltos en la fosilización de los resto orgánicos. Este señor debería estar más informado acerca del proceso de fosilización y las condiciones extremadamente ideales en las que se produce una preservación con la calidad suficiente como para poder ser estudiada, estas condiciones son muy particulares, por lo que la formación de un fósil es un fenómeno raro e infrecuente, por lo tanto no es de extrañar que el registro fósil esté lleno de huecos y de saltos. La teoría evolutiva, debe tomar estas pruebas como una confirmación parcial y no absoluta debido a esta incompletitud del registro fósil y debe, por tanto, buscar pruebas adicionales en otros ámbitos, como en la genética, ecología de poblaciones, etc, ámbitos, en los cuales, la teoría moderna de la evolución se ha mostrado profundamente satisfactoria.

Obviamente, la descripción científica de la realidad no está aún completa, y es cierto que existen escollos de un alto nivel de complejidad como la unificación de la física o el mismo origen del universo que aún deben ser solucionados, pero no se trata tampoco de una crisis. Aunque el modelo estándar fracase en su formulación de esta unificación no se deberá considerar una crisis, sino una redirección del camino de la ciencia hacia el camino correcto que nos lleve al conocimiento de la realidad.

El núcleo de la conferencia comienza con lo que este señor denomina “Gran Crisis” que consiste en la formulación de una serie de principios matemáticos que indican que no es posible elaborar un sistema axiomático que sea completo (que describa todos los fenómenos que se puedan producir en dicho sistema), consistente (no posea contradicciones) y definible (no contenta ambigüedades). Por lo tanto, no es posible elaborar un sistema que describa la totalidad de la realidad mediante la razón humana (más bien, mediante la elaboración de proposiciones axiomáticas). O dicho de otro modo, la razón humana tiene una seria limitación a la hora de explicar sistemas de cierta complejidad. Sin embargo hay que tener presente lo que la realidad es, y no es otra cosa que un conjunto finito de reglas relativamente simples. Por ejemplo la regla de la gravedad, o la regla de la fuerza nuclear fuerte, etc. La matemática es la herramienta de la razón humana para comprender el conjunto de reglas de la realidad, pero eso no significa que la realidad tenga que comportarse como un sistema de conceptos elaborado por el intelecto humano. ¿Significan los teoremas de Gödel y demás matemáticos que la realidad es inexplicable? Eso depende de finalmente cómo sea la realidad. Debemos primero, por lo tanto, observar y descubrir cómo es, antes de poder concluir si es explicable o no o si son necesarias o no una o varias proposiciones externas a dicho sistema para intentar explicarlo. Primero debemos descubrir cómo es la realidad, luego veremos si necesitamos premisas externas o no.
Hay que tener siempre presente, que el objetivo es la descripción de la realidad y comprender cómo funciona y porqué. La razón es el instrumento que utilizamos para llevar a cabo ese propósito, y como tal, puede ser eficaz o no, o puede ser eficaz en algunos aspectos y en otros no, etc. A mí no me interesa saber si debemos ser racionalistas o irracionalistas o una mezcla de ambas. Lo que me interesa es cómo se comporta esa realidad. Tal vez sea inalcanzable por el intelecto humano debido a estas incapacidades, o tal vez sea lo suficientemente simple como para que lo entendamos fácilmente. Por lo tanto es absurdo adoptar cualquiera de las posturas racionalista o irracionalista cuando hablamos de fenómenos donde interviene la fe religiosa (aquí es donde la introduce por primera vez): Racionalista (reducir los fenómenos de la fe, como la resurrección de Cristo o de comer cuerpo y sangre de Cristo en la eucaristía, a términos que podamos entender, por ejemplo asumiendo que son metáforas o alegorías), o irracionalista (separar la fe del racionalismo y adoptarla como una herramienta para enfocar nuestras vidas), o una postura que a la que se refiere como una razón distinta (capaz de reconocer qué es explicable en términos racionalistas y qué fenómenos caen en el terreno de la fe porque requieren de una explicación externa al sistema).
Lo primero que hay que hacer es analizar cuidadosamente cualquier fenómeno identificado como “inexplicable”. ¿Es verdaderamente inexplicable?, ¿o debo concluir que es inexplicable porque lo dice un libro?.  Es decir, cuando nos movemos en fenómenos pertenecientes al terreno de la fe, como por ejemplo la resurrección de Cristo, ¿realmente se llevó a cabo dicha resurrección?, ¿y en tal caso cómo es posible?.  Aquí ya no estamos hablando de un sistema axiomático completo que requiera de una explicación externa al sistema, sino de fenómenos particulares perfectamente abarcables y estudiables por la ciencia. Aceptar dichos fenómenos como algo perteneciente a la fe y no tratar de analizarlos científicamente es abandonar el deseo de conocer la realidad, porque el mismo miedo que nos hace intentar entender la realidad, nos hace adoptar creencias falsas que nos permitan calmar ese miedo y engañarnos a nosotros mismos cuando nos enfrentamos a conceptos difíciles.

Otro de los puntos cruciales del argumento es cuando introduce la analogía del avión y del ingeniero. Evidentemente, una persona no formada no puede explicar cómo puede sustentarse un avión en pleno vuelo, pero hay principios físicos sencillos de entender detrás de este fenómeno y solo se trata de adquirir el conocimiento necesario para entender cómo se sustenta un avión. Esto mismo puede extenderse a cualquier sistema, incluso al universo mismo. Si cualquier fenómeno particular funciona a través de un conjunto finito de reglas simples, entonces es comprensible por cualquiera que adquiera el conocimiento necesario.
Sin embargo el conferenciante utiliza este argumento de forma que, junto con los principios matemáticos acerca de los sistemas axiomáticos, le sirve para dar a entender, que el universo debe estar organizado o “planificado” por una inteligencia de orden superior externa en la cual confiamos y por tanto nos contentamos con saber que las cosas funcionan como funcionan porque alguna inteligencia superior lo ha planificado de este modo. Se da por lo tanto una interpretación finalista (el universo es como es porque algo o alguien ha querido que sea así) del universo.

De esta forma, el conferenciante enlaza estas ideas con el asunto de la formación del universo. Plantea dos posturas: Azar y creacionismo. Al hablar del azar esquiva un poco el asunto, intenta diferenciar lo que es la causalidad de la libertad (hay cosas que suceden por causa-efecto, y hay cosas que suceden por libertad del ser humano). Esto es dar un salto tremendo entre un montón de fenómenos intermedios, fenómenos a medio camino entre la simple causalidad de una reacción química que produce la combustión de un billete de 500 euros, hasta el intrincado comportamiento humano. En este ámbito de cosas surge lo que en ciencia se denomina como Caos o comportamiento estocástico, que se trata ni más ni menos que de la dificultad de hacer predicciones en sistemas complejos de muchas variables en los cuales el más mínimo error en la lectura de las condiciones iniciales conduce a predicciones erróneas en un futuro a corto, medio o largo plazo. El comportamiento humano es uno de estos fenómenos estocásticos. Nuestro comportamiento no es impredecible porque seamos libres, es impredecible porque es complejo, y hoy por hoy no disponemos de la capacidad suficiente como para analizar todas las variables de las que se compone un sistema de pensamiento o conciencia humana. Incluso aunque algunos aspectos de la conciencian tengan una naturaleza relacionada con el comportamiento del mundo cuántico (como algunos autores dan a entender, p. ej. Roger Penrose), esto no implica que las acciones de las personas sean impredecibles.

Después de dar este salto descomunal y de dar a entender que el azar no existe, sino que existe causalidad y libertad, comenta incluso que ciertas personas “sensatas” (hace referencia a ciertos ateos, agnósticos o filósofos) piensan que el modelo creacionista (modelo del universo como creación de Dios) otorga una gran coherencia al modelo científico de creación del universo.  Sin embargo vuelvo a resaltar lo mismo de siempre: el universo es como es independientemente de cómo nosotros queramos que sea. El universo no tiene porqué ser coherente o incoherente. Somos nosotros con nuestros prejuicios quienes afirmamos que el universo debe ser coherente. Como verdaderos científicos debemos deshacernos de prejuicios e investigar la realidad tal y como es, no como nos gustaría que fuera.

Al margen de esto, aunque un modelo creacionista otorgase cierta coherencia, eso no quita que se deba poder investigar acerca del creador. Si realmente existe una conexión, y (volviendo al principio), las partes del sistema deben de estar interconectadas, entonces el creador debe poder ser sujeto de estudio científico del mismo modo que lo es un quark o una galaxia. Si realmente existe una conexión real entre nuestra realidad y un posible creador, entonces no estamos sino ante una extensión de la propia realidad, y como tal, estudiable científicamente y expuesta al mismo problema de los sistemas axiomáticos que tratábamos antes. Si intentamos explicar dicho sistema a través de un conjunto de axiomas de cierta complejidad, entonces volveremos a necesitar una explicación externa y por lo tanto, la explicación de un universo creado por Dios se torna del mismo modo incompleta.
A parte de este importante defecto recurrente del que el conferenciante parece no darse cuenta (o no quiere darse cuenta), yo no veo porqué debe proporcionar la explicación creacionista cierta coherencia al sistema. Si el universo finalmente resulta ser un fenómeno dentro de una realidad mayor, dicho fenómeno puede no requerir de un modelo creacionista, sino que simplemente puede ser un fenómeno como otro cualquiera dentro de dicho “universo extendido”. Por ejemplo el tan afamado problema de las constantes del universo (lo que se denomina principio antrópico), que consiste en la aparente “perfección” en que las constantes universales están finamente ajustadas de forma que existe vida inteligente, puede explicarse en un multiverso en que cada universo o parcela de este multiverso tiene un subconjunto diferente de valores para estas constantes fundamentales de forma que la vida inteligente aparece justamente sólo en aquellos universos cuyas constantes sean las adecuadas. No estoy defendiendo la idea del multiverso  (no es ciencia verdadera, ya que no pueden elaborarse predicciones que puedan falsarse), pero es una idea válida que también otorga coherencia a nuestro modelo de creación del universo sin recurrir a la acción de una posible inteligencia ordenadora.

Otra de las preguntas profundas que expone el conferenciante es la de “porqué existe algo en lugar de no existir nada”, sin embargo incluso una explicación creacionista no pone solución a dicho problema, puesto que si dios es el principio causal de nuestro universo y, por lo tanto, debe existir una conexión real de causa-efecto, entonces la realidad “extendida” que incluye tanto a nuestro universo como a la realidad que envuelve al creador puede someterse recurrentemente a la misma pregunta.
En cualquier caso nos enfrentamos a un tema más del tipo filosófico que científico, y cualquier respuesta es igualmente válida frente a otra, ninguna otorga más coherencia que la otra.
De este modo el conferenciante pasa de la necesidad de una explicación externa para un sistema completo a la hipotética coherencia que el modelo creacionista aporta a la explicación del origen del universo y lo enlaza con la necesidad moral de la existencia de Dios citando a Sartre. Pero aquí ya estamos perdiendo la pista de lo que verdaderamente se hablaba al principio, que es la tendencia del ser humano a conocer el entorno que le rodea, a conocer la realidad. El objetivo es conocer la realidad, no adoptar una u otra forma de ver las cosas para enfocar mi vida, el objetivo no es cómo vivo mi vida, ni qué impacto tiene sobre los demás. No estoy diciendo que no haya que vivir en sociedad ni que haya que adoptar unas ciertas normas de convivencia, pero no hay que mezclar de lo que estamos hablando. El hecho de que la realidad sea de una u otra manera no debe afectar a los principios morales o sociales con los que me relaciono con los demás. Esta mezcla es una táctica de los “filósofos” religiosos para intercalar la idea de que la moralidad o el comportamiento social se basan en unas reglas que “trascienden” la realidad, que están más allá de la realidad física. Es aquí donde se produce un punto de inflexión y donde el conferenciante abandona cualquier intención de hablar acerca de la realidad y se dedica a debatir acerca de dichos principios morales, los cuales, según él, deben proceder de una “verdad” más fundamental y externa al sistema físico.

Para terminar, una de las frases chocantes de la conferencia es la de “la apertura de la razón a la fe es connatural a la razón”, es decir, la razón humana es un subcojunto de una razón superior que incluye la “sabiduría divina”, que entre la razón y la esta razón superior existe una “discontinuidad continua” que sólo se puede atravesar por medio de la fe.  Este acceso a una “verdad de orden superior” es la que nos otorga la verdad acerca de la moralidad. Que la moralidad no puede deducirse por meros procesos racionales y que, de seguir por ese camino, se llega a la relatividad moral, la “entroponomía” o entropía en las leyes, o caos en las leyes. Es decir, que las normas morales, no pueden razonarse, sino que deben imponerse desde un nivel superior, un nivel trascendente a nuestra existencia. De este modo, una conferencia que se promociona como un acercamiento a la verdad de la realidad, a la naturaleza de la razón, se torna en una discusión acerca de las normas morales del ser humano.
Nuevamente debemos tener presente lo que es a realidad, y la forma en la que debemos abarcarla. A la realidad no le importan nuestras normas morales. El universo seguirá existiendo cuando nosotros desaparezcamos. El universo está repleto planetas con sus propios seres y quizás con sus propios seres conscientes con sus propias normas morales. ¿Qué le importa al universo lo que sucede en un minúsculo planeta en una minúscula galaxia apartada a un minúsculo rincón del universo? ¿Cómo puede tomarse en serio siquiera la pretensión de que un ente superior ha puesto este universo para nuestro uso y disfrute?, ¿cómo se puede ser tan absurdamente antropocentrista?. Es un discurso profundamente descorazonador y sólo revela una profunda despreocupación por conocer cómo es la realidad en sí misma. Para alguien quien dice estar en busca de la verdad, no puede ir por un camino más errado. Para ver la realidad a la cara hay que mirar al frente, no mirarse su propio ombligo. Hay que dejarse de filosofías absurdas y de tratar de acceder a la realidad desde meramente lo racional. La ciencia necesita de observar, de observar la realidad, de experimentar. Se necesita mirar a la realidad para poder comprenderla, no esquivarla. ¿Cómo se puede decir que la ciencia cojea en tal o cual sentido si me dedico a leer filosofía en lugar de coger un microscopio?.