martes, 29 de septiembre de 2015

Ciencia y Dogma

Enlace original: 
http://reflexionesenelinsomnio.blogspot.com.es/2012/11/ciencia-y-dogma.html

¿Es cierto que la ciencia tiene dogmas? ¿Es la ciencia dogmática? ¿Es otro tipo de religión? Para responder a estas preguntas vamos a tener que ver cómo funciona la ciencia, cuál es su método. Y su método es bastante sencillo: veo un fenómeno, elaboro una hipótesis a la que llamaré de trabajo, diseño un experimento que corrobore tal hipótesis, realizo el experimento y analizo estadísticamente los resultados del mismo para, finalmente, aceptar o rechazar la hipótesis de trabajo. Aquí hay que remarcar dos cosas: primero, la hipótesis de trabajo debe ser falsable, es decir, se tiene que poder diseñar un experimento científico que sirva para validar o rechazar la hipótesis. Segundo, el experimento tiene que ser repetible por cualquier persona en cualquier lugar. Una vez que hemos hecho el análisis estadístico y hemos validado o rechazado la hipótesis ¿podemos decir que hemos alcanzado la verdad absoluta? ¿Podemos decir que lo que hemos dado por bueno o malo "va a misa"?

Los resultados estadísticos de un experimento científico tienen lo que se denomina un nivel de significación que podemos definir como la probabilidad de que fallemos al validar una hipótesis. Un valor típico de nivel de confianza es del 95% y nos viene a decir que el 95% de las veces que validamos la hipótesis, ésta es ciertamente válida (en medicina, por poner un ejemplo, se usan niveles más altos ya que hay vidas en juego). ¿Y qué pasa con el otro 5%? Ese 5% representa las veces que nuestra hipótesis falla. ¿Y por qué falla? Esos fallos pueden ser debidos al azar (errores en la instrumentación, en la recogida de muestras, en las medidas...) o pueden ser debidos al error muestral. El error muestral es la consecuencia de tener unos medios limitados para validar o rechazar una hipótesis, y son fruto del propio sistema filosófico de la ciencia: la inducción. Pero veamos un poco más detenidamente que es el error muestral y la inducción. 

Hablemos de patos. Supongamos que tenemos al lado de nuestro laboratorio un lago con patos, y desde nuestra ventana sólo podemos ver una parte del lago en la que hay patos blancos. Uno podría pensar que todos los patos son blancos. Así que diseñamos un experimento: ver los patos que hay y sus colores. Nos sentamos y nos ponemos a contar los patos que aparecen y su color. Al final del día nos encontramos que todos los patos que hemos visto son blancos. Esto valida nuestra hipótesis. Sin embargo ¿podemos decir como una verdad absoluta e incuestionable que todos los patos del mundo son blancos? La respuesta es no. Lo que decimos es que nuestra hipótesis de trabajo (todos los patos son blancos) es válida con un 95% de confianza. Hay que fijarse bien en las palabras: ni es cierta, ni es verdad. Es válida. ¿Por qué? Porque nosotros hemos analizado sólo una pequeña muestra de la población, es decir, sólo hemos estado observando un pequeño trozo de uno de los cientos de lagos que hay en el planeta. Eso quiere decir que invariablemente estamos cometiendo lo que se llama un error muestral. Cuando uno analiza varias muestras pequeñas de una gran población observa que hay variaciones en los resultados entre las muestras. Eso es el error muestral y puede ser eliminado analizando la población entera. 

Sin embargo, en ciencia no se suelen tener los medios necesarios (generalmente económicos) para poder analizar la totalidad de la población y lo que se hace es tomar una muestra aleatoria y representativa de la misma. Una analogía de esto son las encuestas a pie de calle. Una persona no puede encuestar en un plazo de una semana a los 50 millones de personas que viven en un país. Así que lo que hace es encuestar a un número reducido de todos los sexos, edades y estratos sociales y con ello puede hacerse una idea de lo que sucede en el población completa. En ciencia nos encontramos con el mismo problema: no tenemos los medios físicos y/o económicos para poder analizar la población entera, así que tomamos una muestra de la misma y con lo que sucede en ella extrapolamos a la población completa. A esto se le llama inducción. Y la inducción presenta un problema. 

Clásicamente, la inducción consiste en que a partir de hechos particulares obtenemos conclusiones generales. Es decir, a partir de muestras pequeñas de una población decimos qué sucede en la totalidad de la población. Si volvemos a nuestro lago con patos, lo que estamos haciendo es que a partir de lo que hemos visto en un pequeño trozo del lago lo extrapolamos a lo que sucede en todos los lagos del mundo. Esto genera el llamado problema de la inducción, porque si en el trozo de lago que no vemos (o en otro lago del mundo) hay un pato negro, nuestra hipótesis de trabajo queda refutada. ¿Significa esto que los resultados de la ciencia no sirven? En absoluto. Mira a tu alrededor: todo lo que ves es producto de la ciencia: desde la pantalla en la que lees esto, pasando por la mesa, las paredes, la ropa que llevas puesta... Hasta el agua que bebes está ahí gracias a la depuración de la misma, que de nuevo es producto de la ciencia. Entonces ¿el problema de la inducción es verdaderamente un problema? La respuesta es no: el pato negro no echa por tierra el conocimiento científico, sino que nos proporciona más. 

Ese pato negro ha rechazado nuestra hipótesis de trabajo. No pasa nada. Sabíamos que podía pasar, porque acumulamos un error muestral, un error inductivo. Así que no se acaba el mundo por esto. Simplemente hemos conseguido un nuevo conocimiento: todos los patos NO son blancos. Y esto nos abre la puerta a investigar nuevas opciones: ¿cuántos patos negros habrá? ¿Los habrá de otros colores? ¿Tiene que ver el sexo del pato con su color? ¿Y la temperatura del ambiente? El problema de la inducción tiene varias consecuencias: la primera y más obvia es que toda hipótesis de trabajo que hoy es válida, mañana puede dejar de serlo (y viceversa, si hoy no es válida, mañana puede que lo sea). La segunda es que la hipótesis de trabajo que hoy es válida, lo es con una probabilidad estadística (lo que hablábamos antes del 95%). Y la tercera que todo conocimiento científico aspira no a ser una verdad absoluta, o una certeza del 100%, sino a ser válido en determinadas circunstancias y hasta que se demuestre lo contrario. 

¿Pueden existir los dogmas en ciencia? La realidad es que no. La ciencia, el conocimiento científico, no puede ser dogmático porque su propia base, su propio método, incluye un error muestral, un error inductivo, del que es consciente todo científico y por el cual sabe que todo lo que es válido hoy, puede no serlo mañana. Puede haber científicos dogmáticos, por supuesto, a fin de cuentas todos son personas, pero no podemos olvidar que las personas no son ciencia ni conocimiento científico. Las personas van y vienen, pero la ciencia se acumula, se mantiene, cambia, se vuelve a cambiar, se sigue acumulando, se revisa, se vuelve a revisar, se cambia de nuevo... y todo en base a nuevas pruebas, nuevos experimentos, nuevos conocimientos, nueva tecnología... 

Las religiones en cambio se basan en textos elevados a la categoría de verdad absoluta, indubitable, con una antigüedad a sus espaldas de al menos mil años, y sin ninguna intención de cambiar dichos de textos para acomodarse a la realidad, o cuanto menos para eliminar las flagrantes contradicciones presentes en los mismos. Las religiones, como los malos periodistas, no permiten que la realidad estropee su negocio. Para concluir (y parafraseando un poco a Tim Minchin), si venías buscando la explicación definitiva de por qué la ciencia es una religión, o te has sentido ofendido por lo que he comentado sobre las religiones, piensa que podríamos retroceder diez minutos atrás en el tiempo y habría la misma posibilidad de que cambiaras de opinión.



3 comentarios:

Joakin dijo...

La religión es dogmática. Pero no por ello ha dejado de cambiar. Los teólogos han discutido, discuten y discutirán sobre los dogmas desde que existen y se dedican a pensar en la " metafísica" . El dogma, en cambio, funciona de una manera muy distinta que la hipótesis. Si bien para los religiosos un dogma es lo que para los científicos una ley natural, cualquier dogma es tomado como una revelación divina. No se trata, pues de ninguna deducción. Intentar equiparar la ciencia con fe, y compararlas constantemente resulta, cuanto menos, infructuoso. La religión es fe, tenga sentido o no, sea verdad o mentira. Repito, religión es fe, no una deducción razonada ni nada por el estilo. Podrá ser verdad o mentira, pero para los que tienen fe siempre será una verdad. La religión, por tanto no trata ni trató nunca de explicar la realidad. La religión simplemente ofrece un sentido o meta a nuestras actos. Insisto, ofrece un sentido o meta para nuestros actos, pero no una explicación de las causas. Para las causas está la ciencia Para que todo el mundo lo entienda la religión no explica una mierda, sólo trata de dar un sentido o un fin a las cosas, a la vida o a nuestros actos. Si un científico quiere optar por dar un sentido religioso o no a su vida es su decisión personal, pero para nada se interfieren ciencia y religión.

Joakin dijo...

Evidentemente, muchas cosas no tienen sentido lógico. Incluso algunas no tienen sentido religioso. ¿ Por qué el ser humano tiene libertad de elegir? ¿ Por qué un ser humano puede auto lesionarse o matarse a sí mismo? ¿Por qué los seres humanos no tenemos cola?. La causa de la libertad puede ser nuestro cerebro desarrollado y nuestra inteligencia, pero el sentido religioso ( uno de ellos porque puede haber muchos) puede ser tener libertad para elegir entre el bien y el mal. La causa del suicidio puede ser el corte que se hace el suicida o el salto al vacío une da, pero el sentido religioso puede ser aliviar su arrepentimiento o liberar a otros de un sufrimiento. Los humanos no tenemos cola porque presiones selectivas llevaron a que los homínidos sin cola tuvieran más éxito reproductivo. Pero el sentido religioso puede ser que dios nos la quitó para que nos sintamos especiales. Los dogmas religiosos sí han cambiado a lo,largo de la historia, pero no,pueden cambiar al mismo ritmo que la sociedad porque los dogmas son revelaciones divinas ( sea lo que sea eso), no pensamientos humanos.

Juanma dijo...

"La religión, por tanto no trata ni trató nunca de explicar la realidad."

Esto directamente es falso. Antes que religión, el ser humano tenía conciencia, y pensaba y reflexionaba sobre las cosas que veía, tenía curiosidad por entender las cosas (curiosidad en cierto punto alimentada por instinto de supervivencia). Este intento del ser humano de dar explicación a los fenómenos naturales es lo que dio origen a la religión. No tienes más que investigar acerca de otras culturas más "atrasadas" (y lo pongo entre comillas porque no considero la religión cristiana más avanzada que un culto a la "madre tierra" o al "padre viento" de alguna cultura amazónica perdida). Con el avance en el conocimiento y la filosofía nació la ciencia que ha ido evolucionando hasta convertirse en el mejor método conocido para conocer la realidad que nos rodea. Así que la ciencia desplaza a la religión de su nicho original de explicar la realidad, por lo que ésta ha tenido que evolucionar y limitarse a regiones más y más pequeñas del desconocimiento científico (idea de alma, vida después de la muerte, conciencia y libertad de elección, etc).

Las personas pueden utilizar la fe para dar un sentido a sus vidas, pero si la persona descubre que su fe es infundada, ¿qué ocurre?. Negación y obcecación, o peor, si la fe es lo suficientemente irracional lo que ocurre es fanatismo y violencia. El problema es que la cultura basada en religión inculca a las personas que deben buscar el sentido a sus vidas en la religión, mientras que el conocimiento científico te dice que no hay "sentido de la vida", que no lo busques, si no que lo determines tú mismo. Obviamente hay un encontronazo y ambos conceptos son mutuamente incompatibles.

Los dogmas religiosos no son revelaciones de ninguna clase. Son conceptos adquiridos culturalmente, heredados entre generaciones y que seguramente han sufrido distorsiones y deformaciones durante esa herencia. No se puede comparar ni remotamente con una ley natural en ciencia. Una ley es una observación del mundo natural que queda reflejado en un lenguaje claro, conciso y libre de malinterpretaciones y distorsiones (matemática). Si hay algo que puede tomarse como dogma, es una ley natural y con razón. Pero lo peor no es tener fe en un dogma religioso, lo peor es que al descubrir que se dogma se ha malinterpretado, retorcido, deformado, cuando no es directamente falso, mirar hacia otro lado, seguir teniendo esa fe ciega e incluso pretender que tener fe en eso es bueno o incluso una virtud.

Un saludo.