
Página 381“Sería difícil para un defensor de la IA fuerte aceptar que "los conceptos matemáticos existen sólo en la mente", ya que esto sería un círculo vicioso que requiere la existencia previa de la mente para que existan algoritmos y la existencia de algoritmos para que haya mentes.”
No estoy de acuerdo en este punto, la existencia de algoritmos se puede dar en la naturaleza como consecuencia de la acción de la evolución. Un algoritmo es una consecución de pasos realizados por “algo” o “alguien” con tal de conseguir (o no) un fin determinado. Me gusta poner como ejemplo las recetas de cocina, o la misma molécula de ADN. Ambas son “recetas” o “juegos de instrucciones” y, mientras vemos que en la primera puede deducirse que exista un fin determinado, de lo cual, a su vez, pude deducirse que existe una mente interesada, no cabe duda que la segunda se ha producido por efecto ciego de la evolución, y que no hay ninguna Intencionalidad ni dirección en la evolución de las moléculas de ADN.
“Dicho defensor podría tratar de adoptar la postura de que los algoritmos pueden existir como marcas en un trozo de papel, o direcciones de magnetización en un bloque de hierro, o desplazamientos de cargas en la memoria de una computadora. Pero tales configuraciones de material no constituyen por sí mismas un algoritmo. Para convertirse en algoritmos necesitan una interpretación, es decir, debe ser posible decodificar las configuraciones; y ello dependerá del lenguaje en el que estén escritos los algoritmos”.
Efectivamente, una cadena de ADN o una receta de cocina no sirven para nada sin una interpretación del juego de instrucciones. Las cadenas de ADN se “leen” en el ribosoma y se traducen en secuencias de aminoácidos que codifican una proteína, esta acción de leer y de transcribir la información constituye la “ejecución” del algoritmo. Las recetas de cocina son leídas y ejecutadas por cocineros de forma que las materias primas cambian su estado y se convierten en los productos, esta acción de “conversión” es la “ejecución” del algoritmo.
“Una vez más, parece que se necesita una mente preexistente para "comprender" el lenguaje, con lo que volvemos a donde estábamos”
En el caso del ADN está claro que no es necesario una mente preexistente para empezar a codificar “programas” genéticos. Es cierto que previamente se necesita un ribosoma, pero dicho ribosoma pudo formarse de la misma forma, es decir, a través de un proceso selectivo de “programas” aleatorios. Pero no es necesario que este programa resida en ninguna mente, es simplemente una secuencia de pasos que puede darse de forma automática en la naturaleza.
“Aceptando entonces que los algoritmos residen en el mundo platónico...”
Partiendo de lo anterior, no veo razón por la que se pueda aceptar esto. No es necesaria una mente consciente que perciba el algoritmo detrás de una cadena de ADN. Si partimos de la idea de que es necesaria una conciencia para unir la realidad física con el mundo matemático de Platón, entonces ¿cómo se explica que la química ciega del universo haga algoritmos por si sola?, ¿no será en cambio que el mundo matemático de Platón no es más que una extensión del pensamiento consciente?
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“y, por lo tanto, que en dicho mundo, según la idea de la IA fuerte, es donde deben encontrarse las mentes, tenemos que afrontar ahora la cuestión de cómo pueden relacionarse el mundo físico y el mundo platónico. Ésta es, a mi parecer, la versión de la IA fuerte del problema mente-cuerpo”.
Asumiendo que la realidad matemática es una entidad separada de la realidad física entonces tienes el problema “mente-cuerpo”, pero asumiendo que la realidad matemática no es más que una construcción mental de la conciencia, entonces no existe tal problema. Me inclino a pensar que la segunda hipótesis es más simple y poderosa.
“Como he mencionado en el capítulo III, y en una sección precedente de este mismo capítulo, algunas verdades matemáticas parecen tener una realidad platónica más fuerte (¿"más profunda", "más interesante", "más fructífera"?) que otras.”
Entiendo que la idea de que el conjunto infinito de Mandelbrot evoca fuertemente la idea de que debe existir en su “completitud” (si es que se puede aplicar este adjetivo a algo que es por definición infinito) en una realidad aparte. Pero lo cierto es que uno no es consciente verdaderamente de los detalles intrincados de la estructura hasta que no “hace zoom” sobre dichos detalles. Pero hay que ser consciente de lo que veraderamente hace una computadora al representar el gráfico de ese detalle particular. La computadora simplemente parte de unas reglas básicas y repinta el detalle basándose en dichas reglas. Nuestra conciencia puede hacer algo parecido. Si conocemos unas reglas básicas, podemos inferir detalles nuevos, pero eso no significa que esos detalles tuvieran por sí mismas una existencia particular, sino que la mente “accede” a ellas gracias a las premisas básicas. La realidad matemática o las verdades matemáticas son, en mi opinión, “conclusiones” a las que la conciencia llega partiendo de conceptos o axiomas básicos. Por otro lado, la hipótesis de que las verdades matemáticas pueden tener una especie de realidad platónica ¿no la tendrían también las proposiciones indecidibles?, ¿qué ocurre con conceptos matemáticos que son erróneos?. La conciencia comete errores, pero no sabe que está cometiendo un error hasta que se da cuenta de ello. ¿cómo se da cuenta? pues se repasa minuciosamente el proceso mental que ha concluido en dicho concepto erróneo y se determina el paso que está mal. Pero hasta que no nos damos cuenta del error, dicho concepto parece tener la misma “sustancia” de verdad que cualquier otra verdad matemática. Es decir, una proposición indecidible o incluso un concepto matemático erróneo estaría en la misma condición de igualdad de formar parte de la realidad platónica que una verdad matemática.
Esto nos lleva a divagar un poco sobre cualquier otro tipo de construcción mental. Por ejemplo los sueños o la imaginación. El “mundo platónico” sería una realidad abstracta en el mismo sentido en que lo es un sueño o el monstruo inventado por un niño. Se vuelve a quedar patente que el problema “mente-cuerpo” no existe, ya que una realidad abstracta no es más que una combinación de conceptos almacenados por el cerebro. ¿Puedo imaginarme un fractal de mandelbrot sin siquiera entender el concepto de número complejo?, ¿puedo imaginarme siquiera cualquier gráfico fractal si mi miente no está entrenada para operar de forma recursiva?, ¿puedo tener sueños (combinación de conceptos visuales) si no puedo almacenar información visual básica (colores, formas, etc)?. En definitiva, ¿existe un mundo imaginario cualquiera si no soy capaz de imaginarlo?
Aunque Penrose parece querer centralizarse en el problema “mente-cuerpo” no ofrece una respuesta satisfactoria de cómo resolverlo. Partiendo de la hipótesis de que la realidad matemática es una construcción mental no se necesita proponer una solución a dicho problema ya que, simplemente, dicho problema desaparece.